Yolanda Carbajales

FIAT LUX!

“La tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo; y el espíritu de Dios ondeaba sobre las aguas. Dios dijo: “Hágase la luz”, y se hizo la luz.

Vio Dios que la luz era buena, y la separó de las tinieblas…” Génesis 1:2-5

El primer grabado que se conoce con la técnica de la manera negra, mezzotinta, mediatinta o grabado al humo, surge de la mano del soldado alemán Ludwing von Siegen en 1642, quien, conocedor de los claroscuros que conseguía Rembrandt a base de entrecruzar líneas, idea una forma de trabajo sobre el metal con un graneado sistemático de la plancha en 32 direcciones distintas, mediante un aparato llamado “berceau” (“cuna” en francés) o “rocker” (“columpio” en inglés), creando así una trama de miles de pequeños puntos que van luego a facilitar que la tinta empape en las indentaciones de manera que, si la plancha fuera al tórculo, lo que se obtendría en el papel sería una estampa totalmente negra. Con la manera negra, al contrario que en el resto de las técnicas de grabado que parten del blanco, la imagen surge de este negro aterciopelado y profundo mediante el granulado y que, tras el bruñido y rascado, recorre una amplia gama de tonos hasta conseguir el blanco más absoluto.

El negro evoca misterio, lo indecible, es la negación de la luz… será la mano creadora en la búsqueda de una gama de tonos la que permitirá llegar a la blancura absoluta, un ir del no a la afirmación de la vida.

Este es el lenguaje con el que me expreso y llevo perfeccionando desde hace más de treinta años, el que singulariza mi recorrido artístico que, pienso, podría ser una metáfora cierta de mi vida en esa permanente búsqueda de la “luz” que es también belleza, justicia, conocimiento…

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